Hace años, trabajaba como enfermera en un hospital. Me gustaba mi profesión, pero sentía que algo me faltaba. Un día comencé con un malestar en la espalda que fue agravándose, y que hizo que tuviera que usar muletas para andar y que el dolor inundara mi vida. Baja laboral, medicación, rehabilitación, dolor... Después de varios meses sin notar mejora, decidí probar algo diferente, me habían hablado de la osteopatía.